Biografía
Nació en Rotterdam, Países Bajos, en 1980. Pasó su infancia en La Haya, Buenos Aires y Lima, y desde los catorce años vive en Santiago de Chile. La Antártica empieza aquí, su primer libro de cuentos, fue publicado en México, donde ganó el Premio Caza de Letras 2009, concedido por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la editorial Alfaguara. Su segundo libro, Después de la luz, publicado en 2016, consta de una serie de notas científicas, filosóficas e históricas sobre el vacío. Su tercer libro, Un verdor terrible, traducido a 22 idiomas, se ha convertido en un éxito internacional; ha quedado finalista del premio Man Booker y del National Book Award en la categoría de mejor libro traducido al inglés. Su último libro es La piedra de la locura // En Anagrama.
Entrevista
“Me interesa todo aquello que excede el modelo actual del mundo, o que lo amplía hasta volverlo inimaginable: las dos versiones enfrentadas de la mecánica cuántica, la singularidad al interior de los agujeros negros, la abstracción matemática llevada al paroxismo y el horror que pulsa al fondo del alma humana, y que desplegó sus alas, como nunca antes, durante las guerras mundiales, gracias al avance de la ciencia moderna” // En La Tercera (Chile).
Entrevista
“La ciencia y el arte requieren de la imaginación, y ambas poseen una libertad que bordea en lo luciferino. Son luces que nos permiten ver la oscuridad que nos rodea, pero que, a la vez, la aumentan. Ciencia y arte comparten mucho, pero tienen esencias muy dispares. La ciencia tiene su método, mientras que la literatura funciona con la lógica de los sueños. Es una forma de pensamiento encendido que no se puede encontrar en la ciencia, en la filosofía, ni en cualquier otro ámbito limitado por el poder o atado a la verdad. No tiene sistema, casi no tiene importancia, y justamente por eso te abre un camino hacia lo desconocido” // En Coolt.
Entrevista
“Escribo por fascinación. Tengo una obsesión fáustica por el conocimiento y un cierto anhelo de lo absoluto, furiosamente demodé, que me hace escudriñar en las fallas en la lógica del universo. De niño, tenía la ambición de saberlo todo. Descubrir que eso era imposible fue un verdadero golpe para mí. Me costó aceptarlo. Todavía me molesta. Supongo que eso habla mucho sobre mi megalomanía, pero también explica por qué me atraen personajes como Alexander Grothendieck, que recorrió ese camino hasta el fondo, y luego fue un par de pasos más allá” // En Revista Mercurio.
Siempre estaba comprando nuevos libros, más rápido, lo reconozco, de lo que mi capacidad de lectura me permitía leerlos. Pero mientras estuviera rodeado de ellos, eran garantes de una vida más amplia, mucho más preciosa y necesaria de la que me veía obligado a llevar cada día. Si era imposible mantener siempre esa vida superior, por lo menos podía tener sus signos al alcance de la mano
El hombre en suspenso / Saul Below