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Foto del escritorFrancisco Vallenilla

Los predios de la culpa

300 palabras sobre La noche del profesor Andersen, de Dag Solstad


 


 

Pal Andersen es catedrático de Literatura. Divorciado, vive solo en un amplio apartamento, donde acaba de cenar sin compañía. Es Nochebuena y se ha puesto a ver por la ventana las estancias del edificio de enfrente: lo usual en esta fecha: gente reunida en familia y… en una de ellas un hombre que ahorca a una mujer. Corre al teléfono, pero cuelga sin avisar a la policía. ¿Por qué no lo hace? Andersen revisará una y otra vez su omisión sin encontrar razón que la justifique. Es testigo de un crimen y por no denunciarlo, es cómplice. Si todos actuaran así, no habría civilización… Incluso se pregunta si sufre de un humanitarismo ilimitado, pero entonces por qué se compadece de quien sigue vivo y no de la víctima. El personaje de La noche del profesor Andersen (1996), del noruego Dag Solstad, recorre la distinción de la culpa que hiciera el filósofo Karl Jaspers en la Universidad de Heidelberg en 1946, a propósito de que los alemanes estaban en la obligación de abordar con claridad su responsabilidad por la barbarie nazi. Culpa criminal: se juzga un hecho demostrable y su instancia es el tribunal. Culpa política: se debe a las acciones de los gobernantes, pero cada persona es corresponsable de cómo es gobernada, y su instancia es la fuerza y la voluntad del vencedor. Culpa moral: todo accionar del individuo engendra responsabilidad moral y su instancia es la propia conciencia. Culpa metafísica: “Hay una solidaridad entre hombres como tales que hace a cada uno responsable de todo el agravio y de toda la injusticia del mundo, especialmente de los crímenes que suceden en su presencia o con su conocimiento” y aquí solo Dios es la instancia. “¡Nadie puede tener su propio Dios! ¡Ni siquiera el ateo!”, termina Andersen por gritar su angustia.

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