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Foto del escritorFrancisco Vallenilla

Pasos en la oscuridad

300 palabras sobre La vida ordenada, de Fabio Morábito


 


 

Fabio Morábito es hijo de italianos, nació en Alejandría, Egipto, se crio en Milán y lleva radicado en México desde que cumplió catorce años. De él había leído Grieta de fatiga y El idioma materno. Ahora, La vida ordenada. El primero y el último, cuentos; el otro, textos breves, con una mezcla de autoficción, confesiones y microensayos sobre diversos temas, muchos literarios y de sus alrededores. Morábito me dejó sembrada la idea de que siempre nos movemos en una realidad con fronteras de niebla, donde lo determinante —lo importante— ocurre justo en esas zonas de grises infinitos. En las primeras páginas de sus historias no hay misterios, pero en algún momento se tiene la impresión —la sensación, sería más apropiado decir— de que, por ejemplo, alguien abrió una puerta y ese acto se convierte en la clave del relato y entonces, tanto como el desconcertado protagonista, el lector es incapaz de asegurar qué pasó o dejó de ocurrir en la habitación. Así, Morábito hace explotar cada vez la ilusión de que estamos en dominio de todo cuanto hacemos y de que no hay límites para lo que el ser humano es capaz de conocer y dominar. Una tesis con la que, por descontado, no estaría de acuerdo David Hilbert, ilustre matemático germano del pasado siglo. En 1930, ante la Sociedad de Científicos y Médicos Alemanes, afirmó que para la especie extraordinaria que es el Homo sapiens no hay barreras que frustren su conocimiento del mundo y nada, en principio, debe considerarse fuera del dominio de su conocimiento. “Lleno de orgullo germánico, Hilbert culminó su sermón a punto de reventar, proclamando a viva voz: ‘Wir müssen wissen! Wir werden wissen!’. ‘¡Tenemos que saber! ¡Lo sabremos!’”, según lo cita el escritor chileno Benjamín Labatut en su libro La piedra de la locura.

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